sábado, 17 de abril de 2010

Jugar por jugar

Imaginemos a un niño jugando. Imaginemos que nos acercamos y le preguntamos ¿por qué juegas? Y él nos responde muy correctamente: juego para aprender, para nutrir mi espíritu creativo, desarrollar habilidades sociales, aumentar mi autoestima, afinar mi motricidad fina y por qué no la gruesa, además me gusta divertirme mientras ajusto mi capacidad atencional, la memoria y despierto los sentidos.
Ahora imaginemos un niño jugando. Imaginemos que nos acercamos y le preguntamos ¿por qué juegas? Y él nos responde muy acertado: porque sí!
He aquí LA RESPUESTA!
Cuando los niños juegan se proponen sólo eso, jugar. Jugar por jugar es el punto. Los objetivos son cosa de grandes. Jugar no es un trabajo.
Es por eso que a la hora de elegir un juguete somos nosotros los adultos los que definiremos si es didáctico, si es adecuado para la edad, y cuáles son las capacidades que estimula.
¿Y a qué llamamos los adultos juguetes didácticos?
Los juguetes “didácticos” son aquellos que estimulan la imaginación, que permiten al niño expandir todo su potencial creativo. Les permite construir, imaginar, utilizar sus sentidos, desarrollar habilidades de todo tipo. También no olvidemos que debe llamar la atención del niño, es él quien finalmente lo va a elegir o rechazar.
Pensemos en la familiar anécdota del niño que recibe un auto a control remoto y se fascina jugando con la caja. Es que el niño es creativo por naturaleza, e impulsivamente jugará con aquello que le permita crear. La caja será un lugar para guardar el autito, y será un sombrero, un guante, un buzón, una olla, un lugar para esconder algo atrás, algo adentro o adelante, contendrá un pajarito y hasta un dinosaurio, será la casa de las muñecas, será el rincón de los secretos, será la caja de Pandora! Será todo. El autito será un autito, será un autito, será un autito...
Entonces, ya tenemos el criterio principal: al elegir un juguete didáctico tendremos en cuenta que cuanto más simple y menos mecánico, permite que el niño cree e interactúe más ricamente.
Otros criterios importantes a la hora de elegir un juguete son:
Calidad. Éste ítem cubre dos necesidades:
Seguridad. Un juguete seguro es aquel que cumple con ciertas normas que, soportan las manipulaciones del niño sin producir consecuencias en el mismo, por ejemplo las cuerdas no son demasiado largas, los materiales no son tóxicos, las partes no se desprenden fácilmente.
Evita la frustración. Un juguete de calidad es más duradero, con lo cual el niño se siente más reconfortado al ver que puede interactuar sobre el mismo sin alterarlo.
Atractivo. No porque un juguete sea simple, no mecánico y seguro, significa que debe ser poco atractivo. Como dijimos es el niño el juez final y él decidirá si es o no el elegido.
Educativo. Esto significa que facilitará ciertas nociones necesarias para el desarrollo de algún área, como ser atención, memoria, resistencia a la fatiga, o percepción. Las nociones pueden ser primitivas como colores, espaciales, temporales. Así como también puede relacionarse con áreas más formales como matemáticas, ciencias naturales, o geografía.
Evolución: Un criterio sumamente importante es el de la evolución. El niño utilizará el juguete de acuerdo a su nivel mental y físico. Es importante respetar la edad recomendada para cada juguete así como las particularidades y preferencias de cada niño.
Lic. Valeria Rochistein.

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